Fecha: 22/11/13
Álvaro
Navarro Martínez
Edad: 16
años
Ubicación:
Gran Canaria (La Aldea de San Nicolas)
Mi nombre es Álvaro, actualmente tengo 16 años y vivo en la Aldea de San Nicolás en las isla de Gran Canaria.
Deseo contar mi experiencia para todas aquellas personas que se vean en una situación igual o parecida a la mía y hayan perdido toda fe en una posible curación.
Todo comenzó a la edad de 8 años con fuertes dolores de cabeza que me duraban semanas, me diagnosticaron migrañas.
Los medicamentos me fueron cambiados
varias veces, pero de repente me comenzaba a doler la cabeza y los profesores
se veían obligados a llamar a mis padres para que me fuesen a buscar, pues los
calmantes no me hacían nada, y así año tras año. Mi madre ejercía de profesora,
cuando me sentía bien, ella me explicaba todo lo que perdía por mis continuas
ausencias a clase.
Al cumplir los 11 años mi estado se
agravó, perdí la conciencia jugando con mi hermana pequeña, esto se repitió
varias veces, pero desde un principio fui llevado al médico diagnosticándome
epilepsia, me pusieron un tratamiento para esta enfermedad. A las pocas semanas
era ingresado en el materno infantil por un periodo de 5 días. Allí me hicieron
múltiples pruebas, pero sin ningún resultado.
Continué con el mismo tratamiento, pero
sin ninguna mejoría, mi nivel de vida seguía empeorando, hasta que en el año
2010 con 13 años, mi madre desesperada me lleva al dentista de mi municipio,
Santiago Martínez Ramos, porque me costaba masticar, la mandíbula parecía
que se me quería salir de su sitio, y allí viendo la gravedad de mi enfermedad
me remiten con urgencia al Doctor José Larena-Avellaneda Mesa. El cual me dio
cita inmediatamente dándome un diagnóstico, casi no creíble, que mis supuestas
migrañas y epilepsia, eran ocasionadas por mi mandíbula y que con un aparato
corrector me iba a curar.
Tenía que dejar todo el tratamiento que
hubiese estado tomando durante años, esto fue lo más difícil para mi madre, que
no dormía del miedo que tenía, pero había nada que perder, pero sí mucho que
ganar.
Me pusieron el aparato y al poco tiempo,
mi madre se puso en contacto con los neurólogos del Materno, les contó lo que
íbamos a hacer. Al oírla se mostraron desconfiados, pues creían que no iba a
mejorar y contestaron que si había algún problema los llamaran.
El resultado fue espectacular a los
pocos meses ya me estaban dando el alta en el Hospital Materno Infantil y poco
a poco fui ganando en salud y nivel de vida.
Hoy en día mi salud se la debo a D. José
Larena- Avellaneda Mesa, puedo hacer una vida normal como cualquier muchacho de
mi edad.
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